
Para Gregorio Cassiani uno de los más reconocidos artesanos constructores de instrumentos musicales del corregimiento de San Basilio de Palenque y tal vez el último fabricante de marímbulas de la región, hacer instrumentos musicales ya no tiene ninguna motivación. “Se ha atravesado mucho haragán, comiéndole el tiempo a uno y que quieren quedarse con toda la plata, ¡yo no hago más marímbulas pa´ que me estén explotando así!
…” y es que algunos intermediaros y comerciantes, aprovechándose de las visibles necesidades de algunos de los artesanos; prácticamente los obligan a vender sus productos a precios irrisorios los cuales ni siquiera alcanzan para cubrir los costos derivados de la mano de obra.
La creciente aparición de personas ajenas al gremio y quienes a través de falsas promesas y artificios pretenden lucrarse del trabajo de construcción de instrumentos musicales, ha afectado de manera sensible a muchos de los luthiers y artesanos de nuestro país, particularmente aquellos en condición de vulnerabilidad.
El maestro Julio César Hernández, más conocido como “Piño” entre los artesanos cartageneros, ha realizado importantes innovaciones en el diseño de la gaita tradicional y desarrolló un prototipo curvo de este instrumento. “Esta gaita (curva), cuando la hice, se la entregué a una famosa gaitera para que me hiciera publicidad y la mostrara, pero la joven me dijo que tenía que probarla en un concierto; que si le servía me la compraba, pero que si no le servía no me la compraba, finalmente no acepté. Hoy en día le veo una de éstas a ella”. Hasta ahora ninguna de las modificaciones realizadas por “Piño” le ha significado algún reconocimiento intelectual o de tipo económico. “entonces uno va mal, uno inventa las cosas y uno después las guarda y se muere el trabajo ahí; uno no tiene el capital ni los apoyos, en cambio ellos se la pasan de festival en festival.”
El proyecto Luthiers Colombianos “Constructores de Música para la prosperidad” adelanta acciones para lograr que instrumentos como la marímbula no desaparezcan de nuestro patrimonio cultural, para que artesanos constructores como los maestros Gregorio Cassiani y “Piño” puedan vender sus productos a precios justos y para que obtengan el justo reconocimiento por los aportes intelectuales y materiales que han hecho a la cultura en Colombia.